Wed, 19/08/2020 - 18:24
El mundo se conmocionó al comienzo de esta crisis cuando las acciones estadounidenses perdieron casi el 33 % de un día para otro. Fue la caída más rápida desde el infame crack del 29 y eso hizo que muchos se preguntaran si las cosas volverían a la normalidad. Todos los expertos dijeron que pasarían muchos meses, quizás incluso años, para volver las alturas anteriores.
Imagina qué habría sucedido si en marzo le hubieras dicho a un inversor que acababa de perder un tercio del valor de su cartera que en agosto volvería a tener cifras negativas. ¡Probablemente se habría reído o te habría dado un puñetazo! Todo el mundo estaba seguro de que los activos de riesgo no se recuperarían hasta que el virus estuviera bajo control o hubiera una vacuna preparada. Pero, como se ha visto al final, Estados Unidos se encuentra en medio de una segunda ola de coronavirus, y vemos los primeros despuntes en el índice S&P 500.
No anticipado pero de alguna manera predecible
Si bien esta recuperación veloz ha sido inesperada, es explicable. Aparte de la alta probabilidad de que haya una vacuna en un futuro próximo, hay que dar mucho crédito a la Fed por su respuesta a la crisis. Desde el primer día, ha tenido su imprenta trabajando casi a plena capacidad, inyectando cantidades sin precedentes de efectivo en la economía del país. Para poner las cosas en perspectiva, el regulador estadounidense imprimió más dinero en junio de este año que en dos siglos enteros (1776 a 1979). Además, también recortó su ya baja tasa de fondos del 2 % al 0,25 %.
El gobierno de Estados Unidos también merece algunos elogios por sus esfuerzos por apoyar el consumo mientras se pierden puestos de trabajo en su economía nacional, tan basada en servicios. Aparte de proporcionar fondos por valor de 670 mil millones de dólares a las PYME para asegurar que la gente mantenga empleos a los que volver una vez finalizado el cierre, también aprobó la revolucionaria Ley CARES. Este paquete tan generoso vale unos sorprendentes 2,2 billones de dólares para ofrecer a los estadounidenses de a pie 1.200 dólares al mes para ayudarles a lidiar con el impacto económico del pandemia COVID-19. Pero apuntemos que esta iniciativa finalizó a finales de julio –más de dos semanas antes de que se registrara este nuevo máximo– y todavía hay que acordar un nuevo acuerdo por parte del Congreso.
Un factor que vale la pena tener en cuenta es la naturaleza específica de la crisis. Algunas industrias como el transporte aéreo y la energía se han visto diezmadas por la pandemia y todavía están lejos de alcanzar niveles normales de actividad. Por otra parte, las acciones de tecnología han subido en esta era de distancia social y cuarentena y han crecido una media del 25 % en lo que va de año. Debido a que el S&P incluye varias empresas de tecnología líderes en crecimiento como Amazon, Alphabet y Zoom, su buena suerte están enmascarando un poco el bajo rendimiento de otras empresas del índice. No olvidemos que el NASDAQ alcanzó nuevas máximas históricas en junio, apenas unas semanas después de la caída inicial.
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