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El 74,91 % de los inversores con cuentas minoristas pierde dinero al operar con CFD con este proveedor.

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¿Qué nos ha traído el 2022? Ahora que el año está por finalizar, hagamos un breve repaso

Thu, 15/12/2022 - 16:07

El 2023 está ya a la vuelta de la esquina, y a muchos de nosotros nos complacería darle la espalda al que sin duda ha sido uno de los años más duros de la historia reciente. Y es que más allá de las devastadoras pérdidas sufridas por la mayoría de distintos tipos de instrumentos, el mundo se ha visto desbordado por la desbocada inflación, la inseguridad en el sector energético y las interrupciones en las cadenas de suministro. Prácticamente la totalidad de activos de riesgo entraron en caída libre, y tanto la esfera cripto como las acciones del sector tecnológico se llevaron el revés más duro.

Los precios del gas y del petróleo se han disparado hasta niveles insostenibles, y con ellos el precio de la mayor parte de alimentos básicos que constituyen el pan nuestro de cada día. Este golpe ha sido aún más acusado entre los ciudadanos europeos, dado que tanto la moneda común de la Zona Euro como la libra esterlina se han devaluado fuertemente frente al dólar. Incluso la cotización del oro ha sido relativamente plana si tenemos en cuenta el alcance de la carnicería económica que hemos sufrido. ¿Cuáles son, pues, los mecanismos que nos han llevado ante semejante paroxismo en el mercado? ¿Llegará con el 2023 el respiro que tanto necesitan los atormentados traders e inversores de todo el mundo?

Evaluemos los daños

No es ningún secreto que el mercado de valores viene cayendo desde noviembre de 2021 y, aun cuando muchos esperaban que se tratase de una corrección pasajera, las acciones han desafiado todas las probabilidades para ceder aún más terreno durante los últimos 12 meses. El S&P 500, índice líder en Estados Unidos, ha cedido un 15 % de promedio desde que comenzase el año, mientras que el Nasdaq, fuertemente integrado por firmas del sector tecnológico, se ha devaluado un 25 % durante el mismo periodo. Las pérdidas han sido exponencialmente mayores en el caso de compañías particulares, como es el caso de las favoritas Tesla (TSLA), Netflix (NFLX) y PayPal (PYPL), todas las que se han devaluado más del 50 % desde principios de año hasta la fecha.

Si bien es fácil entrar en pánico habida cuenta de estos descensos, es también completamente normal que esto suceda en épocas de dificultades económicas como la que ahora nos ocupa. En efecto, hemos asistido a una aversión generalizada frente al riesgo en estos momentos de incertidumbre, y a nadie le sorprende que las acciones más sobrevaloradas se hayan llevado la peor parte. Los últimos repuntes en ambos índices y en los valores de firmas particulares a lo largo del último trimestre, unidos a la confirmación por parte de Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, de que la inflación se está ralentizando, podrían indicar que ya se ha alcanzado un fondo. En consecuencia, los inversores que han estado apostado por un promedio del dólar a lo largo del 2022 bien podrían recoger los frutos en el próximo año.

La gran helada del mercado cripto

A la luz de la ya mencionada aversión por el riesgo, no sorprende precisamente que las criptomonedas hayan registrado los descensos más desastrosos este año entre todos los tipos de activos. Tanto Bitcoin como Ethereum se sitúan un promedio del 75 % por debajo de sus máximos absolutos, mientras que algunas otras divisas y tokens menos conocidos han perdido por encima del 90 % de su valor durante el mismo periodo de tiempo. Por no mencionar algunos proyectos en apariencia muy prometedores que han acabado desapareciendo por completo junto con los miles de millones aportados por inversores, tales como Terra y FTX. Como ya dijimos anteriormente, es bastante normal que los instrumentos más volátiles y con un riesgo inherente mayor sean los peor parados durante mercados más precarios, lo cual no debería disuadir a los inversores de retener activos digitales a largo plazo.

No obstante, puede que el aspecto más preocupante de este inverno cripto sean las bancarrotas en masa entre demasiados mineros públicos con un excesivo apalancamiento. Compute North es uno de los nombres de mayor repercusión mediática que han ya desaparecido, mientras que Core Scientific está también a punto de exhalar su último aliento. Aun después de vender todas sus reservas de monedas para poder sacar a flote su negocio, esta firma se ve ahora obligada a vender sus equipos ASIC de última tecnología a una mínima parte de su coste, para regocijo de aquellos de sus competidores cuya capitalización es mayor. Sin embargo, una vez se desheche toda la paja del granero y comiencen a aumentar las recompensas, podríamos sin duda avistar nuevos máximos entre los activos digitales en 2023. Al menos eso es lo que cree Huobi Global, según la cual BTC debería caer hasta un mínimo de 15.000 $ para marzo de 2023, allanando con ello el camino para una nueva etapa alcista en los tres últimos trimestres del año.

El mercado Forex se siente juguetón 

Si bien la elevada volatilidad del mercado de criptomonedas es más que sabida y demostrada, se espera que las divisas tradicionales se demuestren estables y predecibles en la misma medida que aquellas. Tomemos como muestra el 2022, año en que dicha tendencia se ha visto más que confirmada por la montaña rusa que ha caracterizado a las monedas fiat y que ha hecho que los anteriores vaivenes pareciesen llanuras. Así, el par de divisas EUR/USD cayó por debajo de su paridad por primera vez en los últimos 20 años, mientras que el valor del billete verde se disparó con respcto a la mayoría de sus principales competidores en todo el mundo. Evidentemente, la inflación fue uno de los principales factores que propiciaron este inusitado escenario, pero la onda expansiva tras su impacto se vio amplificada por el aumento de la demanda del dólar a raíz de la liquidez paralela y de las crisis energéticas. El dólar estadounidense sigue siendo la moneda de reserva del mundo, y los participantes en el mercado suelen acudir a esta a tropel cuando la tormenta arrecia. Por no mencionar que la negociación del crudo de todo el planeta se lleva a cabo en USD.

Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que el dólar perdiese valor a raíz de la política de impresión de dinero de la Reserva Federal de Estados Unidos, pero lo cierto es que estos dólares nunca llegan a la economía real, de ahí que su efecto sobre el suministro real de USD haya sido escaso. Por otra parte, la demanda de avales denominados en dólares en forma de bonos del Tesoro a corto plazo procedentes del mercado de derivados valorado en varios billones de dólares ha servido para impulsar el valor de la moneda estadounidense de forma considerable. Si tenemos en cuenta que la Fed está haciendo frente al incremento de la demanda a través de una política de pronunciados aumentos de los tipos, y que se espera se dé el cambio de futuros y opciones a valores físicos en 2022, el año que está por llegar debería caracterizarse por una normalización de las tasas cruzadas de los pares EUR/USD y GBP/USD en lo sucesivo. De hecho, la previsión ofrecida por Citibank para el par EUR/USD en los próximos 6 a 12 meses se sitúa en 1,05 $, que asciende hasta un 1,10 $ con el que estamos mucho más familiarizados en sus previsiones a largo plazo.

¿Ha dejado ahora de brillar el oro?

Ya desde el 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia, los analistas de todo el planeta vienen inclinando la balanza a favor del dólar, y las razones hablan por sí solas. Los momentos de dificultades y las visicitudes ecónomicas casi siempre han supuesto una apreciación para el metal precioso, y los periodos de hiperinflación han demostrado ser aún más rentables. Es comprensible que aquellos a favor del oro esperasen obtener enormes ganancias sobre los metales preciosos cuando la presión sobre los precios alcanzó el 10 % este año, pero lo cierto es que, después de un primer trimestre relativamente positivo, la cotización del oro en el último mes del 2022 se sitúa exactamente en los mismos niveles (1.800 $ por peso Troy) en los que se encontraba hace 12 meses.

¿Cuál es la razón de este nimio comportamiento? Todo es consecuencia del dólar, por supuesto. Los precios del oro se cotizan en USD, motivo por el cual el metal precioso parece haber operado sin cambios durante todo el año. Dicho esto, y si rascamos un poco más profundo de la superficie, podemos comprobar que la inflación ha supuesto realmente una apreciación de cerca del 10 % para el dólar desde que comenzase el año. En consecuencia, podemos decir que el oro se ha revalorizado en un porcentaje similar, algo que, somos plenamente conscientes, puede resultar confuso. Observar el precio por gramo en euros nos será probablemente de gran ayuda para entenderlo; los precios spot en Europa se han elevado casi un 8 %, desde los 50,49 € hasta los 54,53 €. Como resultado, el oro ha en realidad desempeñado su papel a la perfección, ya que ha conservado el poder adquisitivo de sus titulares durante este accidentado año. Es más, los analistas de Saxo afirman que el oro podría "cortar en seco el doble techo próximo a los 2.075 $ como si esta barrera no existiese y abalanzarse ambiciosamente hasta al menos los 3.000 $".