Fri, 07/04/2023 - 10:45
Con frecuencia pasamos por alto al subcontinente asiático cuando hablamos de las principales economías en desarrollo, pero lo cierto es que, con una población que supera los 1.000 millones de personas y un poder industrial que sin duda puede competir con las mayores economías del planeta, haríamos bien en no infravalorar al país. No sin razón se ha llamado a la India la Nueva China, y es que el promedio registrado en la tasa de crecimiento del PIB se situó entre el 5 % y el 10 % desde 2010 a 2020. Finalmente el año pasado India destronó a China como la mayor economía asiática y como economía principal con un crecimiento más rápido en todo el mundo.
Pero, al igual que el resto de naciones, India vio cómo el viento gracias al cual alzaba el vuelo disminuía con motivo de la pandemia: se interrumpieron las cadenas de suministro y la producción industrial se redujo, arrastrada por una mermada demanda de bienes duraderos y productos energéticos a lo largo y ancho del planeta. De hecho, la situación se deterioró hasta tal punto que el déficit de cuenta corriente del mercado emergente se elevó hasta la alarmante cifra de 36.400 millones de dólares (esto es, un 4,4 % de su PIB) durante el tercer trimestre de 2022. Las tornas parecen finalmente estar cambiando, y los últimos pronósticos estiman que el déficil comercial indio disminuirá hasta el 2,7 % de su PIB en el T4 de 2022, lo que sin sombra de duda supondrá buenas noticias para la rupia india, divisa cuyo rendimiento venía siendo algo deficiente. Pero, ¿que significa esto para los mercados mundiales y los inversores dentro y fuera de India?
No pierdas la fe en...¡el oro!
Entre pocos es sabido, pero lo cierto es que India es el segundo mayor país del mundo en lo que a consumo de oro respecta y, de hecho, hasta 2009 ocupaba el primer puesto en este ranking, año en el que fue superada por el Gigante Asiático. Es por ello que el comportamiento de la economía india afecta enormemente al mercado mundial de los metales preciosos. Si observamos la tendencia dominante en Occidente, donde el oro se revaloriza en momentos de incertidumbre y dificultades económicas, la relación entre la India y el metal dorado adquiere un cariz bien distinto. El oro se descubre como el método de ahorro favorito para muchos en el subcontinente asiático, dada su extraordinaria capacidad para almacenar riqueza. Por tanto, cuando el estado de salud de la economía india es bueno y sus ciudadanos disponen de un excedente de ingresos que pueden ahorrar, se suele dar un repunte en la demanda de oro.
En efecto, el consumo de oro en India durante el mercado bajista de 2022 fue de 774 toneladas, por debajo de las 797 toneladas registradas durante la recuperación postpandémica de 2021. El Consejo Mundial del Oro prevé ahora un aumento de la demanda, tras conocerse que El Niño dudosamente influirá sobre la temporada de mozones de 2023, algo absolutamente crucial para la agricultura india. Si tenemos en cuenta que la India rural representa el 60 % del mercado de oro del país, el efecto que el excedente económico generado por una buena cosecha tendría supondría no solo un incremento en la cotización del oro en el T3 y T4 del presente año, sino también una devaluación de la que constituye la principal exportación india, la caña de azúcar.
El crudo es siempre eficaz
Los recursos energéticos son la savia de la que se nutre cualquier economía, por lo que es común medir en exportaciones la buena fortuna de cualquier país productor de energía. Sin embargo, la situación de los mercados energéticos durante el último año ha sido todo menos común. Y es que, a pesar de la oferta reducida y la incrementada demanda de productos petroleros y de gas como consecuencia de la inseguridad en las fronteras europeas, las exportaciones energéticas de la India vienen oscilando cual extremos de un péndulo desde, al menos, finales de 2021.
Si bien el subcontinente asiático no exporta apenas crudo (recordemos que únicamente tiene disponibles reservas extraíbles para 3 años), es sin duda uno de los principales exportadores de productos de valor añadido en petróleo. Dada la abundancia de petróleo ruso de bajo coste, India ha registrado un crecimiento exponencial en las exportaciones de sus productos refinados hasta el punto de que, entre abril de 2022 y enero de 2023, dicho indicador se elevó hasta 78.600 millones de dólares, lo que supone un 54,78 % por encima de los 50.800 millones de dólares correspondientes al anterior año.
Si bien es fácil crer que este factor sería positivo para el balance comercial de la India, debemos tener también en consideración la cantidad de crudo que esta ha importado de Rusia. Y es que entre abril de 2022 y diciembre de 2022 las importaciones indias de crudo de los Urales se situaron en 27.700 millones de dólares, lo que representa un aumento del 700 % con respecto a los 3.400 millones de dólares de 2021. Como es natural, se produce un retraso entre el momento en que se importa el crudo y el momento en que se exportan los derivados refinados, por lo que cualquier cambio en el actual saldo de cuenta de la India debería de momento ser interpretado con ciertas reservas.
Se vuelve a favorecer a la arriesgada rupia
Más allá del amor incondicional que la población india siente por el oro, su divisa nacional es la forma de capital más líquido, como ocurre en cualquier otro país, y su valor está directamente relacionado con la salud de su economía. En la medida en que es una divisa de riesgo, la rupia india se ha visto duramente golpeada desde comienzos de 2020 y actualmente ha perdido un 20 % de su valor frente a la moneda de refugio mundal, el dólar estadounidense. La relativamente escasa balanza comercial de la India, unida a la agresiva política monetaria adoptada por la Reserva Federal de EE. UU., amenaza con devaluar aún más la rupia, si bien parece que la situación ha ahora cambiado. Después de que Barclays y Citigroup recortasen drásticamente sus previsiones para la brecha en el saldo corriente indio hasta el 1,9 % y el 1,4 % respectivamente, parece que el Banco de la Reserva de la India podrá reducir sus ventas de reservas de moneda extranjera a la par que mantiene la inflación importada.
La reciente agitación en el sector bancario estadounidense que acabó con la quiebra de SVB y Signature a principios de marzo de 2023 ha obligado también al regulador nacional a adoptar un tono algo menos rotundo en su política monetaria, mientras que el Comité Federal de Mercado Abierto ha anunciado un nuevo pero relativamente suave incremento de tan solo 25 puntos base sobre la tasa de interés, a la vez que ha reducido su tasa objetivo del 5 % al 4,75 %, en un intento de apaciguar a los mercados. El resultado final de esta fortuita combinación de circunstancias para la rupia india podría hacer que la moneda nacional del subcontinente asiático se fortalezca sobre sus propios fundamentos, mientras que el billete verde sigue debilitándose ante las continuas preocupaciones del riesgo sistémico que corre el sector bancario estadounidense. Aun cuando dichas ganancias dudosamente serán significativas, el par USD/INR podría acabar ofreciendo una lucrativa posición en largo para los swing traders activos en Forex.
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